jueves, febrero 07, 2013

TELEGRAMA URGENTE

En el año 2005, en el  Rock Hard Coffe de Key West, Florida, Yazid Manou, periodista independiente, inició la investigación de un telegrama que un amigo suyo le había hecho conocer. Fanático por Jimi Hendrix como otros lo son de Dios, consideró que el pedazo de papel que temblorosamente asía entre sus manos daría la vuelta al mundo, pues ahí mismo, al pie de él, se leía claramente la firma del guitarrista de Seattle, aquel revolucionario ícono de Woodstock. Fechado el 21 de octubre de 1969, el telegrama estaba dirigido a Paul McCartney y llevaba, además de la firma de Hendrix, también la de Miles Davis, trompetista y compositor, y la de Tony Williams, baterista y compositor de jazz: “Tocaremos juntos este fin de semana en Nueva York”. STOP. ¿Qué dirías de encontrarnos “al bajo”? (se referían al bajo eléctrico que McCartney tocaba en Los Beatles). STOP. Paz…”
En 1969, Miles Davis estaba a la búsqueda de nuevos sonidos. En cuanto a Tony Williams, se trataba del más grande baterista que había conocido Davis, al punto de que había tocado con la crema y nata de la batería mundial, y claro, había que sacar partido de su talento. Ansioso por concebir un proyecto estelar, y precedido de una habilidad innata para dar forma a los singulares planes que imaginaba, en octubre de aquel año, justo después de Woodstock, Davis reparó en que Jimi Hendrix había quedado sin grupo. Cabía preguntarse: ¿por qué el guitarrista más grande de todos los tiempos, el que había puesto en boga en la guitarra eléctrica el efecto wah-wah (término jazzístico que se refiere al sonido con sordina, y que como impresión electrónica produce mediante un pedal tonos similares a la voz humana, se hallaba solo? La respuesta es sencilla. La policía y la aduana no habían apreciado para nada, obviamente, que Hendrix hubiera introducido ingentes cantidades de heroína a Woodstock, el colosal escenario de la música, el consumo, las flores, y el amor libre expresado en la dualidad paz y amor; y que una gran cantidad de ella se hubiese distribuido a la luz del sol, libremente, en especial por su bajista Noel Redding, integrante, junto con Hendrix y Mitch Mitchell, del resonante trío Experience Hendrix (Electric ladyland, tal vez su mayor suceso), y quien huiría más tarde, provisto de esa sustancia, hacia destino desconocido.
Envuelto en ese difícil trance, Hendrix sabía que aproximándose a Miles Davis podría salir bien librado de ese problema. Y así nació la idea del siglo: el telegrama. Invitar a McCartney a tocar con Davis y Williams, y por supuesto con el gran Jimi. La respuesta, fechada el 22 de octubre de 1969, y revelada no hace mucho por Yazid Manou en el Hard Rock Coffee de Praga, lacónicamente decía: “Referencia, cable recibido de Jimi Hendrix, Davis y Williams. Paul McCartney ausente de Londres por vacaciones. STOP. Su regreso está previsto para dentro de dos semanas”. STOP.
Muchos se preguntan hasta ahora qué habría pasado si el encuentro de un fin de semana de octubre de 1969 hubiera tenido lugar. Posiblemente el rumbo de la música, y de las vidas de ellos (no hay que olvidar que al año siguiente murió Jimi Hendrix y se disolvieron Los Beatles), habrían girado como una veleta. ¿Quién sabe? Al parecer McCartney jamás supo de ese telegrama, y Yazid Manou, apasionado por este episodio, trabaja en obtener un comentario de él. Mientras, al margen de especulaciones distantes de toda realidad, queda contra los ánimos frustrados el poético lenitivo de que Jimi Hendrix era zurdo, como lo es Paul McCartney. Y eso crea lazos... 

sábado, junio 04, 2011

LA ACTUALIDAD DEL PARTIDO SOCIALISTA FRANCÉS

Dominique Strauss-Kahn (DSK), ex director general del FMI, era, antes de la imputación por todo el mundo conocida, gran favorito en las encuestas para las elecciones presidenciales francesas del año 2012, por el Partido Socialista.
Ahora, el PS dobla atormentadamente la hoja escrita en tantos y laboriosos años por DSK, tomando el camino trazado por Martine Aubry, cuyo proyecto 2012 ha sido adoptado, unánimemente, por la convención nacional del 28 de mayo último. Sin embargo, otros posibles candidatos se hallan firmes, y con notable arrastre, en proyectos de lanzar sus candidaturas. Así pues, se ha definido el calendario de las primarias para designar al candidato presidencial de la siguiente manera: presentación de candidaturas entre el 28 de junio y el 3 de julio; voto abierto, y sin ningún tipo de restricción, a todos los simpatizantes de izquierda entre el 9 y 16 de octubre.
Martine Aubry (1950), actual primera secretaria del Partido Socialista francés, ejerce al mismo tiempo la alcaldía de la ciudad de Lille. Ha sido ministra de Empleo y Solidaridad, y también de Asuntos Sociales y de Trabajo de Francia durante el gobierno del primer Ministro Lionel Jospin. En noviembre de 2008 se impuso en las elecciones por la presidencia del Partido Socialista, con el 50,02% de los votos, frente al 49,98% de Ségolène Royal (Ségo), quien fue candidata a la presidencia de Francia en 2007. El resultado de la votación, ciertamente muy estrecho, se decidió por un margen de 102 votos, razón por la que Ségo declaró que el escrutinio era discutible. No obstante, el todavía primer secretario del partido, François Hollande, compañero sentimental de Ségo, y padre de sus cuatro hijos, anunció la convocatoria del Consejo Nacional para validar la votación, el mismo que confirmó su elección el 25 de noviembre de 2008.
Fieles a la proverbial idiosincrasia política de Francia, quienes pugnarán en las primarias para su elección como candidatos a la silla presidencial de Francia, serán la propia Martine Aubry y, ni más ni menos, François Hollande (56), y también Ségolène Royal (57) (entre éstos, al parecer, y según opinan los analistas, existe una especie de guerra de egos en un “mundo” íntimo de carácter muy subjetivo, pues la regla de la “carta ética” del PS señala que el aparato socialista debe ser neutro, refiriéndose naturalmente a la relación de pareja de estos dos adversarios en la arena política).
Sea cual fuere el resultado de las primarias, sin duda que el vergonzoso “affaire” protagonizado por DSK, ha desestabilizado en mayúsculas la certeza de la cúpula del Partido Socialista, y de la izquierda francesa en general, en retomar el liderazgo político del país galo -tan alejado desde la designación en la primera magistratura del derechista Nicolás Sarkozy-, y que tan cercano se atisbaba con la fuerte y carismática personalidad de un talentoso Dominique Strauss-Kahn, hoy por hoy, una figura condenada al posible y total ostracismo, y portador –el ya legendario hombre fuerte del socialismo- de una aureola de penosa incertidumbre para las huestes del poderoso Partido Socialista francés.®

LEONARD COHEN (Premio Príncipe de Asturias)



Leonard,



Regresando a mi mundo



Salieron a mi encuentro



Tu música y tu poesía



De sueños hechos trizas,



De futuros ácidos,



De espinas secas,



Pero también de fragancias de amapola...



Voy caminando entre tus versos



De aroma embriagador



Y sílabas celestes,



Y colgado a tu música plena de ámbar.



Siempre estaré contigo, noble judío viejo. ®

jueves, mayo 19, 2011

LA MUERTE LLEGA A CABALLO

Lo recuerdo perfectamente. Le atravesaba la cara una cicatriz vengativa, como una curvatura cenizosa que de un lado quebraba la sien y del otro el malar. De tez blanca, ojos azules y glaciales y piel colorada, infundía más que respeto temor por ese vozarrón que brotaba de una boca inusualmente grande, dibujada por gruesos y repulsivos labios. Peinaba canas, y su mirada incisiva, cruel, nacía de unos ojos no del todo abiertos por párpados enrojecidos. Así como el tono de su cabello, en su cara larga y arrugada resaltaban cejas blancas, pobladas y erizadas, y unos espesos bigotes, caídos y de matiz amarillento. Medía aproximadamente un metro noventa, y andaba siempre con una capa española echada sobre los hombros.
Se decía que había llegado a Sapahaqui prófugo de la justicia argentina que lo buscaba como al criminal más temible de su natal Orán, un departamento de la provincia de Salta. Así, huyendo de la justicia, nadie sabía a ciencia cierta cómo había ido a parar a esas remotas tierras de los valles paceños. Sin profesión ni oficio conocidos, pero con una habilidad pocas veces vista, o quizás nunca en esos parajes de tanta quietud, cargaba sobre la conciencia no pocos asesinatos cuya comisión nadie, en resguardo de su pellejo, había osado denunciar o sancionar. El hombre de la capa, el sanguinario Facundo, había hecho de aquel modesto poblado un verdadero refugio hostigando con su malévolo poder a cuanto lugareño moraba en ese edénico valle encajonado entre dos montañas, cubierto de huertos que producían sabrosas frutas de clima templado: uvas, peras, higos. Las fincas, emplazadas a lo largo del río, y regadas por las aguas, torrentosas a veces por las precipitaciones nacidas en la cabecera del valle, conservaban aún enormes tinajas colocadas por los conquistadores españoles para almacenar los vinos, los licores de peras y los aguardientes baratos destilados de higos.
Facundo, empero, no poseía casa ni propiedad alguna. Cosa rara pues podría haberlas obtenido con el uso fácil de su fuerza bruta. Había tomado en “arriendo” un mísero cuartucho que daba a la única calle del villorrio, al cual no entraba sino para dormir, y donde atesoraba, ufano, panoplias y alfanjes arrebatados de sus víctimas, y por supuesto muchos de ellos fruto de la rapiña. De día, paraba en una típica tienda de pueblo, bebiendo, dormitando o dominando las broncas con su respetable estatura y con su voz de trueno y aguardentosa. Dos veces al año se encerraba en el cuarto con una respetable artillería de alcohol y salía a los cuatro o cinco días como de una sangrienta escaramuza: pálido, tembloroso y aturdido.
Portaba sin disimulo a la izquierda del cinto una gran navaja gaucha y un revólver cuya cacha asomaba al otro lado. De más está decir que ante semejante traza nadie en el pueblo, como ya se ha dicho, se aventuraba a indagar los crímenes que cometía, siempre al amparo propicio de la noche. No era cuento, por tanto, que algún infeliz forastero llegado de La Paz u Oruro apareciera degollado y robado; o a un indio que hiciera un alto en el pueblo cargando a lomo de burro productos de zonas frías, como chuño, tunta, pieles de llama y alpaca, se lo hallara asesinado ni bien sacara a relucir su dinero; o que al día siguiente de una fiesta religiosa algún pueblerino fuera encontrado muerto a tiros o puñaladas.
Todo el mundo callaba...
Pero además el gaucho no operaba solo. Tenía un compañero y cómplice: su único hijo, el “Faca Anselmo”, hombre de unos 35 años, tan borracho, pendenciero y homicida como su padre.
Un día, Anselmo, agitado, llegó al cuarto de su padre:
—¡Padre, traigo una novedad!
—Habla.
—Me ha pasado el dato un indio que ha pernoctado allí que tres leguas abajo del río viven un tal Donato Claros y su mujer. Están solos y tienen una niña de pocos meses.
—¿Tienen plata? —le preguntó Facundo, apurando de un sorbo la copa de aguardiente de membrillo.
—¡Claro, padre! Cultivan tomates, maíz y pepinos que venden en grandes cantidades en las ferias de las cercanías —respondió el “Faca Anselmo” con la codicia delineada en la vidriosidad de los ojos.
—¡Por la puta que los parió, son nuestros! —se alborotó Facundo, dándose una palmada en el muslo—. Monto mi caballo y voy para allá sin pérdida de tiempo. Fingiré ser un viajero que está de paso; ganaré su confianza y les pediré posada por la noche. Tú llegarás un par de horas después y silbarás como sabes. Abriré la puerta de su vivienda y los despacharemos en menos de que cante un gallo. ¿Entendido?
—Sí, padre.
A pesar de su azarosa vida, el gaucho Facundo era veloz con el pensamiento, rápido en la acción. Con sesenta años encima no era nada viejo, pero a simple vista representaba diez más, aniquilado por el alcohol y otros vicios. Con todo, su vida temeraria había forjado en él una voluntad de hierro, por lo que su vigor se mantenía intacto.
De un salto, Facundo estuvo a caballo.
Anochecía ya cuando llegó a la huerta de Donato Claros.
“Flor de huerta”, pensó.
Eran unas dos hectáreas, con varias divisiones para el cultivo de diversas legumbres y granos, y adornadas por árboles frutales. En un lado, frondosas higueras, y sauces exuberantes en el otro, delimitaban aquel vergel.
Atenta al trote del caballo, la mujer salió a su encuentro asomándose a la rústica puerta.
—¡Buenas tardes, mi querida señora! —saludó efusivo el falso viajero.
—Buenas tardes, caballero —respondió la india, tímida y reservada.
—Estoy viajando no muy lejos de aquí a comprar una finca —dijo en tono convincente—, pero no conozco bien el camino. ¿Podrías darme algo de comida y posada por esta noche? Te pagaré...
Donato Claros, que asomaba ya la cabeza por sobre el hombro de su mujer, tosió.
—Está bien, caballero. No tenemos comodidades, pero podemos hacerte un campito no más. Pasá, pues, caballero.
La mujer improvisó una sabrosa cena. Facundo, satisfecho, extraía de su alforja una botella de aguardiente y a intervalos empinaba el codo. A poco, roncaba ruidosamente.
Con una señal de cabeza, Donato llamó a su mujer a la cocina.
—¡Santusa! ¡Pero si este es el gaucho Facundo, el fiero asesino del pueblo!
—¡Ay, por Dios!, —retrocedió asustada la campesina—. ¡El gaucho Facundo! ¿Y ahora qué haremos, pues? —preguntó la mujer presa de un repentino pánico.
—Este malvado ha venido a matarnos, Santusa. Tenemos que hacer algo rápidamente y adelantarnos a su propósito. ¡Lo mataré mientras duerme! Y antes del amanecer llevaré el cadáver río abajo, a un par de leguas. Creerán que murió en un despeñadero o arrastrado por su caballo.
—Estaría bien eso, Donato —aprobó la mujer. Deliberaron por varios minutos, y luego el campesino empuñó sin vacilar un hacha y penetró sigilosamente a la choza. La mecha del rústico quinqué de terracota ardía débilmente. Muy lejos estaría Facundo de soñar que en segundos le había de llegar la hora. Se había tendido vestido sobre el camastro, y respiraba pesadamente con las manos crispadas sobre sus dos armas. El farolillo esparcía su luz mortecina y parpadeante sólo a la cara y al cuerpo del hombre. El resto del cuarto estaba oscuro. Ahí estaban: la penumbra, y Donato con el hacha. Las tinieblas parecían aproximarse lenta, cautelosamente, al criminal, antes de cerrarse definitivamente sobre él y tragarlo en su misterio... Afuera, el silencio absoluto, hondo, flotaba sobre el lejano rumor del río, atrapado de rato en rato, rítmicamente, por el canturreo de los grillos.
Donato se santiguó maquinalmente. El pavor le hacía flaquear las rodillas. Levantó el hacha con ambas manos, cuando... un silbido agudo, extraño, resonó afuera, como a diez pasos de la casucha. El cuerpo del gaucho Facundo, siempre en alerta, se agitó bruscamente. Abrió, grandes, los ojos, trató de incorporarse encogiendo las piernas, pero ya era tarde: la hoja de acero se clavó, fulminante, en el cráneo. El cuerpo se debatió por un momento; las piernas y brazos temblaban en espeluznantes contorsiones mientras, repentinamente, con salvaje impulso, el “Faca Anselmo” entró a la vivienda, y adivinando más que viendo lo ocurrido, descargó los seis plomos de su revólver en el cuerpo de Donato; y en tanto éste se desplomaba saltó ágilmente por la verja trasera para matar también a la india, a quien había visto a tiempo de irrumpir en el cuarto, con su criatura en brazos, desaparecer al instante mismo del crimen.
Durante horas la buscó aplastando y pisoteando matas de tomate, cañas de maíz, plantaciones de pepinos. Arremetió contra el follaje de las higueras. Destrozó todo cuanto pudo trayendo a la memoria a su padre con un hacha clavada en la cabeza formando un surco de sangre desde la frente a la nuca. ¡Cuánto dolor! Lloraba. Su furor iba en aumento con la inutilidad de la búsqueda. Se le agotaron las cerillas, pues tan pronto como las encendía se apagaban por el viento del sur que resoplaba impetuoso bajo un cielo cargado de nubes tan negras como el ala de un cuervo, y rayado de relámpagos que picaban a tormenta. Ciego de ira y lanzando maldiciones, el truhán tiraba piedras al vacío, blasfemando y profiriendo horrendas amenazas. Se detuvo varias veces, aguzando el oído, tratando de escuchar ruidos de la fugitiva. En vano. Saltó, en fin, sobre el caballo, sin siquiera mirar los dos cuerpos ensangrentados y, llevado por algún demonio, enderezó el paso de la bestia hacia una localidad vecina, asiento del juez provincial.
Al mismo poblado había huido, en medio de las tinieblas, la pobre viuda. Allí denunciaría el suceso a las autoridades. Llegó a media mañana. Con la niña dormida a la espalda, atravesó hasta cierta parte la plaza del pueblo y se sentó a descansar en un banco. Jadeaba, el corazón le latía aceleradamente, y en el rostro demudado, los labios resecos y el pelo desgreñado, se alcanzaba a percibir la macabra escena de la que había sido testigo.
Un desconocido se acercó a ella.
—¿Qué tienes? ¿De dónde vienes en tan mal estado? ¿Ha pasado algo? —la interrogó con impaciencia el hombre.
Y sin esperar respuesta le ofreció una empanada de queso y un refresco de mokochinchi.
—Estás muy cansada. Come, bebe esto y después harás las diligencias que, por lo que veo, deben ser apremiantes. La pobre mujer, en su desventura, y velando más que nada por el hambre y la sed de su criatura, inclinó su rostro en señal de agradecimiento. Tomó algo del refresco y luego le dio otro tanto a la niña, y ambas comieron con ansias la empanada de queso.
A los pocos minutos se desplomó del asiento, fulminadas las dos por el veneno. Ya en lontananza, arrebatado por los cascos de su veloz caballo, desaparecía el “Faca Anselmo”.
Nunca más se supo de él. ®

martes, octubre 12, 2010

viernes, septiembre 24, 2010

GUÍA DE LUJO PARA LOS ASQUEROSAMENTE RICOS

No sorprende bajo ningún concepto la desigualdad entre ricos y pobres que en estas últimas décadas se ha desatado con verdadera herejía (empleando un término que raya con lo religioso). Es absolutamente evidente y plenamente comprobado que hoy en día miles de personas poseen cuentas bancarias propias y al más puro estilo de los grandes jeques petroleros.
Sin ir muy lejos, en Estados Unidos más de 30.000 mil personas poseen colosales fortunas que sobrepasan los 30 millones de euros. Ante esta escalada de desproporción escandalosa, el estadounidense
Christopher Tennant, columnista del New York Post, ha escrito Official Filthy Rich Handbook, (‘Manual oficial para los asquerosamente ricos’), una guía cuyo sugerente título pretende “recomendar” a que aquellos que disponen de tales considerables cantidades de dinero (y por supuesto más), “usar creativamente sus mentes para saber en qué gastarlo, cómo vivir con todo el lujo sin errores de principiantes, y sin confundirse de rol dentro del grupo de los más adinerados”.
Sin duda que Tennant tiene que haberse inspirado en auténticos Rotschild de esta época, como Warrent Buffet, el hombre que encabeza, con un patrimonio de 62.000 millones de dólares, la lista mundial de ricos; o en el mexicano Carlos Slim Helu, que a los 68 años está una cabeza más atrás con el nada desdeñable patrimonio de 60.000 millones de dólares. En suma, El Manual oficial para los asquerosamente ricos, como recalca el columnista “muestra los aspectos de aquellos que copan la lista elaborada por Forbes, o se acercan a ella, y los prepara para ser unos buenos ricos’.
Entre las grandes verdades que Tennant expone en su manual, habla sobre los herederos, las vías judiciales, los colegios más exclusivos para los niños, y de la vieja escuela esencial y tradicional para asumir el íntegro aspecto físico de un multimillonario. En su implacable descripción, Tennant clasifica a los opulentos en “gordos bastardos”, de los que afirma que tienen un apetito destructivo, el “manoréxico”, “que es aquel que luce un rostro de sesenta años y un cuerpo de treinta, es decir, el pequeño hombre que posee un gran ego recogido en un envoltorio, y que es por excelencia el plutócrata u operador, constantemente ocupado y pendiente del correo electrónico y del teléfono móvil”. El manual se ocupa asimismo de agraviar al creador de Microsoft, Bil Gates, situado en el número tres de la lista de Forbes con la “ínfima” fortuna de 58.000 de dólares, y de otros tantos que supuestamente hacen obras de caridad con la aviesa intención de reducir sustancialmente el pago de sus impuestos, como Amancio Ortega, dueño del imperio Inditex –que engloba Zara, Bershka y Oysho, entre otras-, e incluso del mafioso Silvio Berlusconi (puesto 90 con 9.400 millones de dólares); o del magnate de la comunicación, Michael Bloomberg (puesto 65 con 11.500 millones).
Pero, por otro lado, al margen de la fina mordacidad de Tennant, no habría estado de más que el célebre columnista hubiera indagado –o indague- las fortunas existentes en los países sudamericanos, obtenidas, la mayoría de ellas, en el tráfico de drogas, en la venta de armamento, en grandes negociados de los gobiernos militares y, con mucho énfasis, en la corrupción desmedida de los políticos de turno que guardan celosamente sus millones en Suiza. Ello sería realmente revelador.Pero retomando el manual escrito por Tennant, todas las definiciones y consejos que se publican en su libro, ¿serán de utilidad para estos modernos hombres bañados en oro? ®

jueves, febrero 11, 2010

LA EXTRAÑA CHINA

En uno de los aforismos célebres de Mao Tse Tung, de octubre de 1949, repetido sesenta años más tarde por su sucesor, el presidente Hu Jintao, éste declaró con vehemencia: « Hoy, la China está de pie gracias a las realizaciones del socialismo. » En efecto, luego de mucho tiempo, el país no había sido ni denigrado ni sometido a los dictados de Europa o del Japón. Pero he aquí la contradicción a la frase de Mao Tse Tung: gran parte de su población, hoy, ha devenido próspera. De cualquier manera, el socialismo chino, por sus propios postulados, ha tenido la virtud de crecer en un 9,6 % en 2008 y en un 8,7% en 2009, índices que han sido decisivos para sustituir la recesión de la economía estadounidense e, increíblemente, como un salvamento para superar en definitiva la persistente convalecencia desde la más borrascosa Gran Depresión de 1929. Heridos de muerte tanto el mercado financiero como las instituciones financieras en las últimas y sucesivas recesiones norteamericanas, inopinadamente la mundialización se ha instalado en Shangai.
Así, con este escenario aparentemente decorado en rojo, pero con una una gama de tonalidades, sobre todo de brillo occidental, la China se ha situado en rangos singulares como el mayor exportador de materia prima del mundo y el país con la mayor cantidad de supermercados foráneos: Carrefoury posee ciento cincuenta y seis; la británica Tesco, sesenta y dos; y números similares el gigante Wal-Mart. Vemos entonces que la China, oculta bajo un manto de « realizaciones del socialismo », mueve su colosal economía con impresionantes y millonarios negocios que efectúa con occidente. El Wall Street Journal, golpeándose el pecho, sostiene que « la China representa un mercado extremadamente atractivo para las empresas en vías de crecimiento; pues cada cual, tirios y troyanos, estima que precisamente son los mercados emergentes los que se apartan o están a buena distancia del mundo de la recesión. » Ante esta visión, todo parece apuntar a una paulatina y más estrecha relación, por más que -como es posible predecir en este mundo globalizado- se escuchen voces disonantes como por ejemplo expone un analista quien nos recuerda que « singularmente menos entusiastas son los sindicatos de metalurgistas de Estados Unidos que han demandado tomar medidas contra la China por el ejercicio flagrante de maniobras de dumping. »
Pero debemos convenir en que el Comité Central del Partido Comunista, ante todo, busca orientar su desarrollo hacia el mercado interior y multiplicar las alianzas con los mercados regionales, estableciendo sitios comerciales de enorme potencial, comparables a las zonas comerciales de Estados Unidos o a las emergentes de la Unión Europea. Ello favorecerá, según sostienen los expertos, a que la gigantesca nación se transforme este año en la segunda potencia del planeta y, según la financiera Goldman Sachs, a la primera en el año 2026. Su modelo de desarrollo, entonces, seduce sin duda; ¿pero ese crecimiento económico, ese liberalismo comercial y la estabilidad del poder no responden más bien a una oligarquía (gobierno de pocos) que ha encontrado en el sistema occidental una auténtica veta, pero ladinamente encubierta en logros de orden político (siempre con la cortina roja como bandera) como ellos pretenden mostrar al mundo? ®

viernes, noviembre 27, 2009

NADAR EN EL MAR ADENTRO

Hoy estuve pensando que hay una gran analogía entre el hombre espiritualmente rico y el hombre materialmente poderoso. Así como éste vive una felicidad aparentemente completa, el primero, pleno de intelectualidad, está en lo propio. Pobres, porque ambos se hallan permanentemente en la búsqueda de la mágica condición de equilibristas. A pesar de todo, con esfuerzo, podrían encontrar la felicidad..., pero antes deben hallar aquello escondido en tierras o mares deconocidos: el verdadero secreto. No lo digo yo, lo piensan ellos...

lunes, septiembre 14, 2009

EL FUTURO DE LA BANCA CENTRAL, UN DESAFÍO JURÍDICO

Lo que la tecnología está logrando en este floreciente siglo XXI no deja de asombrarnos. Su desarrollo a toda prisa no da tiempo para sentarse a reflexionar hasta qué punto puede alcanzar este progreso, al parecer sin límites, pues la fértil creatividad del hombre supera hasta lo que él mismo pudiera imponerse como máximum, y más aún para quienes no tomamos parte activa en dicha evolución científica.
Esto, en resumen, supone que el hombre emplea a todo poder su creatividad concibiendo nuevas formas de artes mecánicas o industriales, y el hombre común termina por ser, en esta armazón triangular, un simple operador de éstas, pero también (tal vez ensayando una forma de consuelo) un ejecutor imprescindible para el genio de aquél.
Y en esta trabazón todo aquello que guarda relación con la vida cotidiana va transformándose considerablemente, y más aún si hablamos de dinero ya que las reformas en esta materia alcanzan extremos nunca antes sospechados.
James A. Dorn, profesor de economía de la Universidad de Towson, es un convencido de que aunque el sistema monetario actual no desaparecerá de la noche a la mañana, el dinero electrónico o digital, como medio de intercambio será un hecho, y "permitirá privatizar la oferta de dinero, ganar intereses sobre pequeñas cantidades y facilitará a la gente tener cuentas en bancos ´offshore´, pues su carácter anónimo y su rédito seguro lo harán ampliamente atractivo".
Hasta los propios directivos de la banca central vaticinan el fin del papel moneda. Uno de ellos, Jerry L. Jordan, presidente del Banco de la Reserva Federal de Cleveland, sostiene que "así como el dinero fiduciario reemplazó al dinero respaldado con reservas de oro, los débitos y créditos electrónicos serán las fórmulas predominantes de efectuar pagos, creando por consiguiente un potencial significativo para que el dinero privado compita con el dinero emitido por los gobiernos".
O cuando en Internet se ofrezcan servicios bancarios "offshore", "sin costo o con cargos mínimos para transferir fondos, habrá un éxodo de los bancos comerciales hacia ese sector ´offshore´, libre de toda regulación gubernamental", como explica Lawrence White de la Universidad de Georgia.
Y como concluye el profesor Dorn todo esto tendrá un efecto demoledor: la reducción de la demanda por dinero del banco central, lo cual ocasionará que las autoridades monetarias reduzcan el circulante para evitar la inflación; y si el público adopta la receta de reemplazar dinero fiduciario por dinero electrónico lo más probable es que la banca central terminaría cerrando sus puertas.
Pero para que ello no ocurra, deberá ser imperativo -juzgo- que los Congresos y ministerios de Hacienda estimulen la transición del papel moneda hacia esta innovación financiera -el dinero electrónico- a través de un marco legal amplio y cuidadoso que resguarde derechos de propiedad, expanda mercados, proteja el valor del dinero, etc.; y, principalmente, que los bancos centrales se amolden a este renovador orden financiero mediante recursos o postulados normativos igualmente apropiados, pues, de esta postura racional depende, al fin y al cabo, su existencia. Tan simple como eso. ®

viernes, junio 26, 2009

MICHAEL...

Cuando era ya un adolescente desperté una mañana escuchando una música que provenía de alguna habitación contigua. Por un instante me quedé quieto, pues las voces y la armonía que llegaban a mis oídos me produjeron una sensación parecida a un torrente de aguas caudalosas y cristalinas. Inquieta la mirada, sentí temblores en el estómago, y el agitado corazón que palpitaba al ritmo de esa música tan singular fue saliendo de mi cuerpo para ir a su encuentro. Destapé con cuidado mis sábanas, y lentamente, casi a hurtadillas, asiendo fuertemente el corazón en mi mano, me fijé en una pequeña radio a transistores que descansaba en la mesa de noche de la habitación de mi hermano mayor, y le pregunté, temblorosa la voz, los ojos humedecidos, y un extraño como embriagador sentimiento de plenitud: -¿Quiénes…? –The Jackson 5. Son de Indiana y cantan soul, funk y disco. La verdad es que no me interesaba en ese momento que fueran de Indiana o de otro lugar del planeta: eran humanos, increíblemente humanos, cantándole al universo entero, con toda su cadena de Vías Lácteas y constelaciones rutilantes. Pero… esa voz que sobresale… -Es el principal vocalista, Michael –dijo, moviéndose rítmicamente en su cama, y el sencillo se llama I Want You Back –añadió. Me quedé petrificado por esas melodías que brotaban como manantiales y por los acordes que modelaban una sinfonía de fuego. “The Jackson 5, Michael…”, moví apenas mis labios pronunciando esos nombres. Pasó el tiempo, y I´ll Be There se pegó en mi pecho y jamás se desprendió. Bajo mi vista ahora, y ahí está, abrigando mi corazón a veces entumecido, o sacudiendo mi letargo de ánimo que de tanto en tanto aparece, y que como bien se sabe, es difícil que se vaya. Es I´ll Be There… Es Michael. No diré nada de tus sufrimientos cuando el talento te convocó a desplazarte solo bajo los reflectores, ya sea exhibiendo un legado de tus hermanos, el estilo Robot, o contorsiones y pasos coreográficos hasta inverosímiles por lo maravillosos. Mucho hard rock, mucho rhythm & blues, mucho disco y dance. Todo eso lo colmaste en ese prodigioso Thriller, que hoy recuerdo con la añoranza de los años ahora invisibles, pero que afortunadamente dejan estelas deslumbrantes que giran en torno a la gente como el aura, o tal vez como un viento suave y apacible. Junto a Lionel, alimentaste a millones de africanos, especialmente niños etíopes, con We are the world. ¡Qué sensibilidad, Michael! Sin duda el otro lado de tu espejo. Ya no quiero hablar del video de Bad, interpretado por una pandilla, combinando movimientos de baile coreografiados con otros que ejecutaste espontáneamente. Ni tampoco del álbum Dangerous que incluía un video con una nueva técnica digital llamada morphing. Ni quiero ahora rememorar el video en que te transformas en pantera y ejecutas bailes explícitamente sexuales mientras destruyes marcas de naturaleza racista. No, ya no quiero eso. Quiero que sepas que marcaste mi época, que ya no existe; que no marcarás más ninguna época, porque ya no eres, Michael. No te recuerdo, ni te creo en el futuro. Sólo es hoy y cada segundo que viene, pero siempre en el instante en que el segundo llegue, con la vista abajo, adherido a mi pecho que late como cualquier otro, aunque cada latido sea especial: uno y otro y otro adiós… ®

viernes, junio 19, 2009

UN PUEBLO FATALISTA

El hombre boliviano ha estado siempre malacostumbrado; primero, porque en la medida que la naturaleza ha sido siempre benévola con su (nuestra) tierra, no castigándola con huracanes, tornados, ciclones u otros cataclismos y furias naturales como los terremotos o maremotos que periódicamente sacuden al Japón, Turquía, México, Chile u otras regiones, ese hombre boliviano, al no sufrir esos embates de la indescifrable naturaleza, y con una existencia hasta cierto punto adormecida, ha buscado, arraigado a un pesimismo ancestral de miles de años, males o aflicciones que despierten la lástima –o la piedad- de otros pueblos o territorios. Esta extraña cualidad, ciertamente destructiva, ha llegado –como pregonara un sabio pensador nacional- al extremo de debilitar sin motivo aparente su (nuestro) instinto de conservación y a marchitar aún más su (nuestro) escaso apego a la vida.
Y luego, su (nuestra) vida cotidiana en pleno siglo XXI apunta, insólitamente, hacia una misma dirección, y la queja es un verdadero deporte nacional; una queja continuada por todo y por nada. Los males que le (nos) atañen son irreversibles y nadie los podrá solucionar porque prima en él (en nosotros) un sentimiento de fatalismo que le (nos) provoca una ceguera existencial asfixiante. Cualquier minucia es amplificada. En otras palabras, nada funciona bien, y parecería que ese es el destino inevitable, su (nuestro) destino inevitable. Pero en ese mundo egocéntrico no repara (no reparamos) en que países de la región padecen, o padecieron, desgracias inimaginables, como las guerrillas en Colombia con su secuela de miles de muertos; las atrocidades tan frescas todavía de Sendero Luminoso en el Perú con resultados similares; los pavorosos regímenes militares de hace algunas décadas, como los de Argentina, Chile o Brasil que apagaron innumerables vidas o las hicieron desaparecer.
Hernán Felipe Errázuriz, periodista de El Mercurio de Santiago, nos ilustra que en Chile la cesantía bordea el diez por ciento (tal vez más que aquí); que los niveles de pobreza no exhiben cambios sustanciales (quizás haya más pobreza en Chile que en Bolivia, pero ellos no son fatalistas, son optimistas, y pregonan a diestra y siniestra una ventura que a la hora de la verdad puede llegar a ser sólo un espejismo). Y aseguran que van en tránsito hacia el primer mundo, y el mundo les cree porque proyectan confianza y marchan con pies de plomo. Y al comentar sobre la delincuencia –tema al que aquí se le ha dado un cariz de extrema fatalidad-, Errázuriz advierte que en su país los robos y asaltos alcanzan límites alarmantes, por lo que las cárceles chilenas están ocupadas por casi tres veces la población penal proyectada, ostentando, entre los países latinoamericanos, el mayor número de presos por cada 100.000 habitantes: 252; en tanto que Uruguay, 168; Brasil, 137; Colombia, 130; Perú, 105; Bolivia, 67; y Ecuador, 60.
No seamos entonces tan fatalistas, ni hagamos mala sombra de nuestras vidas. Al fin y al cabo, todo se reduce a una nociva actitud mental que nos corta las alas ya que todos pasan por lo mismo, y muchos de ellos en condiciones extremadamente peores. En ese trance, pues, conviene ir a un saludable encuentro y hacer de todos nosotros un verdadero país unificado en torno a una diversidad tan especial que encuentre su aliento mágico en las razas, costumbres, lenguas, música, arte en general, riquezas naturales, y que tal multiplicidad encumbre a nuestra nación a un sitial de verdadero privilegio, pues, ¿qué sociedad o territorio puede gozar de tantas bendiciones?
Tenemos todo a nuestro favor. Aprovechémoslas. ®

viernes, junio 12, 2009

OJEANDO EL MAÑANA

Revela el analista Andrés Oppenheimer que dos estudios publicados hace no mucho tiempo -uno del Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos y otro de un renombrado legislador de la Unión Europea-, vislumbran un futuro verdaderamente incierto para América Latina en el concierto mundial de regiones y países.
Según el primero, en el año 2020 Estados Unidos seguirá siendo el país más poderoso, escoltado muy de cerca por China, India, Europa e Indonesia, lo que debe colegirse que habrá una acentuada tendencia de la economía mundial en inclinar la balanza fundamentalmente hacia los países asiáticos. Esto significa, en un sentido obvio, que los grandes consorcios multinacionales orientarán sus “amenoscopios” financieros hacia las “demandas de esas culturas”, cuyas líneas maestras hacia un futuro de progreso no permitirán que factores internos políticos, sociales, o de otra índole, obstaculicen sus formidables proyectos de desarrollo.
Opuestamente, América Latina tendrá menor influencia para propalar un potencial económico global, principalmente por su inalterable ineptitud gubernamental y por su inveterada postura de consolidar a líderes populistas que, fieles a la filosofía del caudillismo, “explotarán la brecha entre ricos y pobres para consolidar su poder político”. Esto conducirá, inevitablemente, a que “América Latina, como región, verá crecer la brecha que la separa de las naciones más avanzadas del planeta”, de acuerdo con otro informe titulado “América Latina en el 2020”, elaborado por académicos de la Universidad de Georgetown, el Centro de Estudios Nueva Mayoría de Argentina, y la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile.
El segundo estudio, preparado por Rolf Linkohr, presidente hasta el año 2004 de la delegación del Parlamento Europeo para Sudamérica, y del grupo congresista socialista alemán, subraya específicamente que América Latina se está quedando peligrosamente a la zaga debido a cuatro factores circunstancialmente perjudiciales: a) gobiernos ineficientes; b) sistemas de justicia no independientes; c) educación desatendida; y, d) una corrupción de características alarmantes.
Pero el parlamentario Linkhor pasa por alto un quinto elemento pernicioso: el caciquismo a que se ha hecho mención y que tanto daño ha causado en la región, sobre todo en un país como Bolivia, donde el pueblo ha sufrido toda suerte de atropellos y vejámenes. Pero ahora que la veleta de una nación en América Latina -Bolivia-, que sufre transformaciones tan sólo superficiales, y que por tanto va en una sola y lamentable dirección, es imperativo que el conjunto de la sociedad juzgue que la aventurera como inverecunda posición del Presidente, y a la vez líder indígena y cocalero Evo Morales no es inevitable, y que todavía existen esperanzas para concebir una nueva conciencia de patria.
Aunque las tendencias sobre los estudios referidos reflejan márgenes científicamente probables, hay en esto, dada la impredecibilidad de un mundo encerrado en una auténtica caja de sorpresas, cierta dosis de agorerío, pues nadie está en condiciones de prever -por lo dicho- ni siquiera con cercana exactitud lo que en poco más de diez años podría ocurrir; pero de lo que sí podemos estar seguros es que si tomáramos el ejemplo de disciplina y afán de progreso de los países asiáticos, podríamos perfectamente, en ese lapso, salir adelante en la medida en que nuestras mejores posibilidades lo permitan; proscribiendo, eso sí, lo que justamente un erudito de aquellas lejanas tierras censuró ácremente: el cinismo, la insensatez y el disfraz.®

martes, junio 09, 2009

LA IDENTIDAD DE UN GENOCIDA

Sumergido en la más honda pobreza, casi un hombre de las capas marginales, Adolf Hitler llegó a seducir hasta la exaltación, luego de años de divulgación de su ideología, a millones de personas que, una vez puesta ella en práctica, se hizo de tanto poder como tal vez nadie lo hubo detentado en la historia de la humanidad. Y cabe aquí preguntarse para tal vez desentrañar el misterio de su capacidad en ser portador de un liderazgo de tamaña magnitud: ¿Cómo era la verdadera personalidad de este hombre, del dictador que arrasó sociedades enteras con su inagotable omnipotencia?
La biógrafa austríaca Marlis Steinert en su Hitler y el universo hitleriano, revela que la personalidad de Hitler era como las muñecas rusas, que esconden una figura dentro de otra, esto es, que habría tenido dentro de sí varios adolfs, y el talento para emplear el más útil según la ocasión. Así, a cada público, su afán; sus viejos camaradas de lucha escuchaban a un revolucionario radical; las masas, al líder mesiánico que los salvaría; las damas de la aristocracia lo consideraban un hombre distinguido y gentil; los dignatarios extranjeros negociaban con un estadista mesurado y docto. Según Ignacio Arana, esta hábil conveniencia a las circunstancias no fue impedimento para que desde su juventud defendiera a rajatabla sus convicciones. El arte consistía en relucirlas cuando conviniera, bajo la forma más presentable y persuasiva. El instigador del genocidio más brutal que marcó el momento más bajo en los valores de la civilización que se haya conocido en los tiempos modernos era, explorando en lo más íntimo de sí mismo, un vegetariano inclaudicable, además de que no fumaba y casi no bebía, sostiene el historiador y biógrafo británico Ian Kershaw. Estos rasgos –agrego a lo que asevera Kershaw- poseían, dado su laberíntico carácter, una cualidad provocativa a las reproducciones, calcos o, al fin, a todo lo estereotipado, y por tanto causaban un revés a las consideraciones sociales de la época. Es posible entonces que a partir de ahí, en lo particular, y luego en su acción de liderazgo, promoviera un interés inusual e inmensamente hipnótico en las masas, pues no temía, en su férrea y obstinada personalidad, desdeñar esas conveniencias de orden social.
Y para llegar a lo que llegó, se dice que leía mucho, aunque odiaba a los intelectuales. No pocos críticos relacionan esta fervorosa inclinación hacia la lectura al apego que sentía por el ocio en su juventud, si bien en sus últimos años se sometió a tal rigor laboral que su cuerpo terminó enfermo y adicto (al final consumía 29 pastillas diarias). Señala Arana que poseía una inteligencia rápida y aguda, y una memoria prodigiosa que la explotaba profundamente, en especial para dar vigor a su ideología. Y lo más inescrutable: era un sentimental acabado, y junto a eso, podía reír hasta las lágrimas con los chistes vulgares de la calle; pero no hesitaba en aniquilar, en ordenar asesinatos colectivos sin que se le mueva un pelo. Su socialdarwinismo exaltaba la superioridad física del germano, o del hombre ario, a pesar de que su esmirriado cuerpo no la representaba. Y en su trato con las mujeres manifestaba una personalidad delicada, pero, según sus detractores, falsa, pues se trataba de un misógino consumado, aunque esta afirmación no fuera en definitiva más que una falacia, pues, señaladamente, jamás salió de sus labios una imprecación en contra de las mujeres, tal como sustentan y aseguran quienes han estudiado su vida hasta en los detalles mínimos.
Dotado de una capacidad de oratoria excepcional, la empleó sin embargo para estimular la venganza y el odio; y usó también sus habilidades teatrales, un histrionismo puramente natural propio de una mente aventajada, que respondía no obstante, en su desmedida apetencia de supremacía, a oscuros designios para engañar y manipular. Y en esa perspectiva, no tenían cabida quienes no podían contribuir a forjar una “visión del mundo” reformada, a edificar una patria sana y fecunda que cubriera toda la redondez de la Tierra, por lo que mandó a exterminar las vidas inútiles de enfermos mentales, a pesar de las taras que a él mismo lo acecharon y torturaron desde su más temprana edad, como ser, a primera vista tan sólo, y al margen de otros defectos psíquicos, un temible maníaco obsesivo .
De acuerdo con el historiador británico Michael Burleigh (acérrimo antiizquierdista -que valga el comentario-), aunque Hitler odiaba al judaísmo y rechazaba el cristianismo, se sirvió de los credos para construir una religión política a su alrededor. Y era un hombre que –añado- en la medida de ese singular culto, influido tal vez por un artista gigante como lo fue Beethoven, estaba imbuido de la Weltanschauung, pero, al cabo, de naturaleza muy diferente, pues en el genio de Bonn esa Weltanschauung (expresión introducida posteriormente por el filósofo alemán Wilhelm Dilthey), se trataba de una concepción del mundo, una concepción de Dios, de la vida, del dolor, del amor, de la muerte y del arte. Una bella exaltación, al fin, de la Divinidad, de la Naturaleza. O como un amor fraternal universal que habría querido abrazar a toda la humanidad, una actitud de heroico estoicismo frente al dolor, y ningún miedo a la muerte.
En Hitler, se trataba, como ya se dijo, de una Weltanschauung distinta, a veces lamentable, pues, confusamente, al pretender que ella salvaría a la raza superior, era -tremenda paradoja- irresoluto e incierto en decidir como gobernante sobre asuntos cotidianos de escasa importancia. Y en ese terreno deleznable se jactaba de ser amante de la disciplina y contradictoriamente hacía caso omiso de los horarios y dormía hasta tarde, al punto de que su trabajo comenzaba al mediodía (particularidades de un sujeto extraviado). Pero en el fondo, obvio resulta mencionarlo, Hitler era un político a todo trance consecuente. Ahí, quizás, afloraba su singular Weltanschauung, valorando con la perturbada, pero a la postre ciclópea percepción de un sectario (valga la antinomia), los conceptos de Reich (reino), rasse (raza) y raum (espacio); y entregando abiertamente su análisis sobre el judaísmo, el bolchevismo, la política y la guerra.
Kershaw interpreta que para comprender cómo fue posible que un autodidacta como él, fanático nacionalista y racista beligerante, tuviera la aptitud de conquistar a la población de una de las naciones más avanzadas mediante las urnas, es imposible separar a Hitler de la época en que vivió, y de las tendencias de las que se nutrió y luego controló. Aunque clase, origen, formación y experiencia obraban en su contra, una de las claves de su misión residía en la adecuación de sus condiciones personales a las necesidades de la situación.
Al conocer la vida, el pensamiento y la personalidad de Hitler, millones de personas se preguntan –y lo harán siempre- en qué momento de su existencia íntima soñó con llegar a ser Führer. Gustl Kubizek, su amigo de infancia, relató en una ocasión una anécdota de adolescentes que fue como una señal de lo que ocurriría años más tarde:
“Luego de ver la ópera Rienzi, de Richard Wagner (por quien sentía una admiración indescriptible, tal vez hasta la idolatría), entró en una especie de trance. Me llevó a una altura desde donde se dominaba Linz y habló, con voz ronca y agitada, de la misión que recibiría de su pueblo para llevarlo a la libertad”. Treinta años más tarde, confió a Kubizek que “todo había comenzado en ese instante, en esa meseta que recogía las luces de Linz”.
Según testimonios confiables, ya en la Primera Guerra Mundial, y por diversas circunstancias, se descubre al Hitler soldado como al futuro dictador. Guerrero valiente, recibió varias distinciones, amén de las cruces de Hierro de primera y segunda clase. En sus cartas era posible apreciar su coraje y un halo de mesianismo: “La guerra se apoderó de nosotros como una exaltación. No dudábamos que la guerra nos ofrecía la grandeza, la fuerza, la madurez. Se nos aparecía como la acción viril”. Luego, herido en batalla, Hitler sufrió un ataque de nervios cuando supo de la capitulación alemana que, desde la muerte de su madre, volvería a postrarlo en una turbulenta y acongojada soledad llorando incesablemente, con la amargura de un niño que ha sufrido un desgarro en el alma; así como los pesares que él resistió a lo largo de su atormentada existencia. Su último dolor, no de otro modo pungente, fue el rechazo que sufrió en la Escuela de Bellas Artes adonde postuló para ser pintor, hasta entonces su más diáfana vocación. Fue quizás por esa frustración que Hitler denunciara como inmorales muchas formas de arte moderno, pero más inmorales entre todos los artistas fueron quienes pintaron retratos de él, a diestra y siniestra, para exhibirlos en los museos con el fin de complacer al poderoso gobernante.
Hacia el fin de la Primera Guerra Mundial tenía 29 años. A los 30, se enrolaba a la política, y 13 años más tarde ya era el Führer de Alemania; posición que ejercería por 12 más.
Se quitó la vida el 30 de abril de 1945. ®

lunes, junio 08, 2009

MADRES DE NUESTRA GEOGRAFÍA

-Quieta.
-¿Escuchas el sonido de las campanas?
-¿Campanas?
-Aquellas enredadas sobre los matorrales, y esas otras que cuelgan de los árboles en el bosquecillo oscuro y húmedo con nostalgia de hechizo. Son las madres de nuestra geografía; las que derraman fragancia, salvaje dulzura, y bendicen la naturaleza con porte florecido.
¿Notas que en su aparente quietud se agitan, coquetas, invitándonos a conocer su breve mundo colmado de sonidos y color?
-Caminemos con sigilo para no romper la bella música y vamos a su encuentro.
-Me siento bien aquí. Hay paz; somos uno dentro del otro, amor..., como ellas, las kantutas, madres geográficas.
-Míralas. Por cada melodía que cantan cambian de color... Fíjate en esas verdes de tonalidad suave, o en esas rojo frambuesa que hacen juego con tu pollera, o en esta amarilla sombreada con la cual acaricio tu rostro y pinto tus trenzas, alma mía. ®

jueves, febrero 12, 2009

DE REGRESO

Otra vez con ustedes. Muchas lluvias han caído desde que desaparecí en octubre y muchos arco iris, con colores cambiados, han visto mis ojos sombríos. He tenido que percatarme, entonces, de una vez por todas de qué mundo formo parte y, lo que ha sido más angustioso, tratar de precisar (tarea harto compleja) quién gobierna el mundo y hasta qué punto me tiene fijado un límite de tiempo, así como le fijó a un ser amado. Y a pesar de mi serenidad, o aparente serenidad, sé no más que hay que vivir vertiginosamente porque no habrá una segunda vez. Entonces estoy procurando realizar cada acto, cada plan, como si fueran lo último de mi vida. De manera que, a fuerza de actividad, me he trazados metas ambiciosas adonde dirigir todo mi impulso y, en una palabra, mi imaginación.
Así, pensando que marcharme de la vida no es tarea difícil, sino por el contrario un paso como cualquier otro, estoy metiéndome de lleno en mi cerebro para hacer, decir y pensar cada cosa, porque, repito, cuán rápidamente desaparece todo, o, como dijo un sabio, la vida se va llevándose los propios cuerpos y, en cuanto al tiempo, los recuerdos de ellos. Hay que aguardar la muerte con conciencia propicia, aceptando que es la disolución de los átomos que, a su vez, se transforman en otros. Y eso es el principio y fin de la naturaleza, y en la naturaleza no hay nada malo.
Pero claro, si el tiempo de la vida es un punto tan menudo como una partícula sólo visible a través de un microscopio; y si su sustancia es tan fluida como emanaciones de gas, y sus sensaciones, oscuras, y a veces indescifrables; y si el alma es, por Dios, vagabunda, y su azar inexplorable, no nos queda otro triste suerte que decir que la vida es una batalla permanente y una escapatoria de la realidad. Entonces no nos queda más, en este universo inexplicable, que armonizar con lo que uno le ha tocado vivir, y acudir al mago interior para que nos dé fuerza para dominar los placeres y los dolores, y procurando no hacer nada al azar ni falsamente, sin vericuetos mentales que puedan dañar a otros. Y una cosa muy importante: despreocuparse absolutamente de lo que haga o deje de hacer una persona cualquiera, porque en este mundo lo que debe reinar con mayor poder es la libertad. Y hasta la libertad de morir... ®

jueves, octubre 09, 2008

A TREINTA AÑOS, JACQUES

Jacques Brel, dondequiera que estés:
Muchos entretelones mentales pudo haber tenido la creación de Ne me quittes pas (No me abandones), si a ella –tu canción de amor más desgarradora y delicada- le destinaste años después calificativos tan ásperos como decir que fue “propia de un cobarde y un imbécil”. La gente, sobre todos los que te conocieron de cerca, opina que detrás de ese comentario tan despiadado contigo mismo se descubre la atormentada contradicción entre tu deseo de libertad y odio a la prudencia y los convencionalismos, y la férrea educación católica que cargaste sobre tus hombros, cuyos valores irrenunciables y de capital acatamiento originaban en ti un mortificado sentimiento de culpa, pues tu existencia, como una veleta girando alocadamente en todas direcciones, se inclinaba a rechazar, no sin miedo y vaga rebeldía (aunque aparentemente profunda), aquella forma de vida impuesta desde tu infancia, hasta finalmente extraviarte en una condición de esposo infiel y por tanto padre imperfecto. Y entonces, entre las cuatro paredes de una sombría habitación, armado de tu guitarra, una copa de vino y cerveza en abundancia (La bière), escribiste, impregnado por el abundante humo del tabaco, Ne me quittes pas, con tu corazón hecho un ovillo por el amor furtivo que te abandonaba, una de tus tantas amantes; y de quien –hay que decirlo-, como obstinado enamoradizo que eras, pretendiste empaparte hasta de su más menuda molécula de amor, como si en tu vida no lo hubieras hallado a raudales y en todas partes, sobre todo en tu compañera de vida, Miche, a quien le diste una estocada de desesperanza ofuscado por una actitud existencial de inquietud que nadie puede juzgar, pues viviste tu vida, y eso era vivir en desarmonía con lo rígidamente organizado. Y gracias a ella, a Suzanne, o Zizou, como la llamabas, arrojaste al mundo, como una lanza con punta sentimental, tu más acabada inspiración, que hoy, con nostalgia treintañal, escuchamos como algo modelado con formas infinitas, como así pinceló el mundo Paul Gauguin, con quien extrañamente mueres acompañado a unos metros de su tumba en la Polinesia. A veces pienso que tu animadversión hacia todo lo religioso, tu rebeldía por lo establecido, tu odio hacia el indiscreto y asfixiante mundillo burgués, tu inconformismo proverbial, fueron el efecto sufrido del horrendo descubrimiento de niño: la relación extramatrimonial de tu madre con un párroco. Si así hubiera sido, pienso ahora, ¿habrías recibido las dádivas de las voces del cielo para expresarte con la belleza de tu música y poesía? ¿Habrías retratado la delicadeza de los paisajes de Flandes, de tu Bélgica soñada (Amsterdam), del mar del Norte, y hacer que hasta el propio mar Mediterráneo, acompañado por el cielo gris y la lluvia infinita, “se sienta conmovido y nostálgico al escuchar Le plat pays”? Y si por tus venas circulaba una marcada y ancestral sangre renacentista que te daba la magia de escribir música descriptiva, con ella también rendiste homenaje al amor, y bajo esa atmófera enigmática de genio y turbulencia existencial que tan perfectamente diseñaste, nació, inspirada en la Rapsodia Húngara Nº 2, de Liszt, tu chanson Ne me quittes pas, himno que hoy lo oímos más fuerte que nunca. Y escuchándolo una y otra vez, siempre siento que tu postura rebelde no era más que una apuesta cándida que disfrazaba tu auténtica personalidad. Ya lo dijo George Brassens, tu amigo genial. Te llamaba "el cura Brel", por la ingenuidad de tus letras, y porque tenías el ojo del pastor y el corazón del cordero. Hasta pronto, Jacques. ®

lunes, octubre 06, 2008

CHISTE LATINOAMERICANO

Durante una breve permanencia en Madrid, a un médico chileno de reconocido prestigio le contaron un chiste latinoamericano muy en boga que circulaba en España, al estilo de las chanzas a gallegos, alemanes o judíos que, aunque siempre inventadas con exageraciones sobre esos gentilicios, son dichos festivos y graciosos que encierran particularmente cierto contenido de verdad, muy propio de la sabiduría popular.
El chiste se origina en una pregunta:
¿Cuáles son las cinco cosas más imposibles de encontrar en Latinoamérica?
Y la respuesta es:
“Un argentino humilde; un colombiano honesto; un dominicano culto; un mexicano guapo y un chileno que hable como hombre”.
El médico chileno, antes de pronunciarse lo que en la chanza les cabe a sus compatriotas, intenta explicar que en las primeras afirmaciones cualquiera podrá reparar inmediatamente cierto principio propio de las particularidades de esos pueblos: la innata seguridad en sí mismos de los argentinos; la tragedia que vive Colombia a raíz del terrorismo y también de las guerras internas alentadas por los capos del narcotráfico; el escaso interés de la gente del Caribe, en especial de los dominicanos, en adquirir una mediana cultura de tipo europeo; “y la escasa correspondencia de los ideales estéticos europeos con las características raciales predominantes en México”.
Con relación a lo que les toca a los chilenos en el chiste, el médico enfatiza que la afirmación podrá extrañar a muchos “y pocos se reconocerán en ella”, pues lanzándose a una serie de observaciones, el hombre, notoriamente afectado y encocorado por la sustancia de la broma, se pregunta:
“¿Es que no hemos sido valientes en las guerras y en los desastres naturales?”
“¿Quién ha dicho jamás que somos poco hombres, como sí se ha dicho siempre de los argentinos o colombianos que son... esto o lo otro?”
Pero, serenándose, para no herir sentimientos regionales, añade que es así como los ven, o mejor dicho, como los oyen los extranjeros que tratan con ellos. Y más adelante, ya más templado, agrega que es menester una reflexión acerca de la verdad que entraña el chiste, puesto que, en rigor, éste no está haciendo escarnio de una supuesta falta de hombría del chileno, sino que se refiere al hecho de que en su país se habla con “una voz muy alta, aflautada y, con frecuencia, emitida con esfuerzo innecesario.” Concluye su abatido comentario señalando haber escuchado a “otorrinolaringólogos y fonoaudiólogos quejarse de la alta frecuencia de disfonías en su país...”. “Y cada vez que regreso del extranjero –dice-, me vuelven a sorprender, particularmente en los varones, esas voces de tono tan elevado y emitidas con tanto esfuerzo, amén de otros defectos del hablar chileno, como la deficiente pronunciación de las palabras y la insoportable e impresentable coprolalia” (empleo excesivo y patológico de términos soeces atribuido a una alarmante carencia de recursos idiomáticos, o más propiamente, a una exigüidad lamentable de vocabulario).
“¿No sería bueno que el Estado se preocupara también de enseñarles a hablar a los niños?” –se pregunta finalmente el médico chileno, con el alma en los talones.
Comentaba un maestro de coros amigo que siempre había tenido mucha dificultad en enrolar para sus ocasionales agrupaciones a tenores que posean una verdadera tesitura de esa cuerda, pues la voz que prevalece en Bolivia es la de barítono con una seria tendencia a alcanzar un registro todavía más bajo. De manera que, en casos de urgencia, debe hacer literalmente magia para acomodar a un barítono en la sección de tenores. Desde su especial punto de vista, afirma envidiar de los chilenos la inmensa hornada de tenores que habitan su territorio, pero, al mismo tiempo, no codicia, lisa y llanamente, el enorme raudal de voces aflautadas que tienen, ya que con ellas no es propicia la creación de coros que ostenten registros adecuados, sobre todo en la cuerda aludida.
En cuanto a la otra parte de la glosa del médico, es una verdad incontrastable que los chilenos han sido valientes en las guerras, pero, oportuno es subrayarlo, siempre en la medida en que su política belicista comulgaba con la astucia atrevida, como ocurrió en las batallas contra los bravos mapuches, araucanos y huiliches, en que las huestes de los Caupolicán, los Lautaro o los Colocolo fueron diezmadas por el poderío en armamento y en hombres de quienes las conquistaron, los españoles y los criollos. O cuando sacando a relucir una proverbial codicia de expansión territorial -una geopolítica sin cortapisas (a toda costa)-, cayeron en cuenta avivadamente que las salitreras bolivianas podían ser suyas, por lo que provocaron una Guerra del Pacífico a topa tolondro y teñida en sangre, que motivó que cierta costa de Perú y todo el litoral boliviano se fueran a la... deriva (para no pecar de coprolalia).
En lo que sí es de necesaria honestidad y buen talante estar de acuerdo con el médico es en la excepcional capacidad y brío del chileno para hacer frente a los desastres naturales, en especial a los terremotos y maremotos que han asolado con furia a ese país. Recuerdo haber soportado tres terremotos en Chile, (país que, dicho sea de paso, llevo entrañablemente en mi espíritu pues pasé ahí toda mi infancia y adolescencia), y he visto de cerca ver desaparecer poblados y levantar de las cenizas otros, con la voluntad de hierro y el amor por su patria de que son fieles depositarios.
Pero por lo pronto, retomando el chiste latinoamericano, no sería mala idea promover un estudio científico y musical para que las voces exageradamente agudas de los chilenos bajen de tesitura, y, uniéndonos a ellos, las de los bolivianos, abaritonadas, suban algo, para que así, en Bolivia, contemos con tenores verdaderos, y en Chile gocen de una vez por todas con voces que no sean aflautadas.
Siempre hay una coyuntura para impulsar un acercamiento entre ambos países... ®

domingo, septiembre 07, 2008

DON DINERO

Preocupado por el asunto de los valores, me senté el otro día a reflexionar en todos ellos -o casi- que existen o no en la concepción privativa de cualquier habitante que, vertiginosamente, pasa por este laberíntico, alocado, pero seductor mundo. Acudí entonces a varios libros, y presté atención, primero, a los llamados inmutables e independientes, como la justicia, la belleza y el amor; a los absolutos, como la verdad y la bondad; a los inagotables, como la nobleza o la sinceridad. Me enfrasqué luego en los valores morales, y ahí encontré, entre los íntimos, al respeto, la honestidad, la tolerancia o la lealtad; y entre los sociales, a la libertad, a la solidaridad o a la paz. No pude menos que solazarme ante el esfuerzo del ser humano para declarar normas morales o para predicar fórmulas aparentemente invariables acerca de lo que es conciencia moral. Pero cuán ingrato y complicado resultó para mi inquieto espíritu descorrer el velo de la verdad única de nuestro mundo, del gigantesco valor que lo domina sin oposición y que destruye a todos los anteriores con un guiño tan sólo. Así que, atribulado por el hallazgo, cerré todo libro, y abrí el de la verdad pura, el que me enseñó cuál es la señera, indivisible y omnipotente deidad que subyuga al mundo. Para ser más preciso, no se trata de un libro, sino de una inagotable letrilla, como su nombre...

Poderoso caballero es don Dinero.
Madre, yo al oro me humillo,
él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado
de continuo anda amarillo;
que pues, doblón o sencillo,
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero es don Dinero.
Nace en las Indias honrado
donde el mundo le acompaña;
viene a morir en España
y es en Génova enterrado;
y pues quien le trae al lado
es hermoso aunque sea fiero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Es galán y es como un oro;
tiene quebrado el color,
persona de gran valor,
tan cristiano como moro;
pues que da y quita el decoro
y quebranta cualquier fuero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Son sus padres principales,
y es de noble descendiente,
porque en las venas de oriente
todas las sangres son reales;
y pues es quien hace iguales
al duque y al ganadero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Mas ¿a quién no maravilla
ver en su gloria sin tasa
que es lo menos de su casa
doña Blanca de Castilla?
Pero pues da al bajo silla,
y al cobarde hace guerrero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Sus escudos de armas nobles
son siempre tan principales,
que sin sus escudos reales
no hay escudos de armas dobles;
y pues a los mismos robles
da codicia su minero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Por importar en los tratos
y dar tan buenos consejos,
en las casas de los viejos
gatos le guardan de gatos;
y pues él rompe recatos
y ablanda al juez más severo,
poderoso caballero
es don Dinero.
Y es tanta su majestad,
aunque son sus duelos hartos,
que con haberle hecho cuartos,
no pierde su autoridad;
pero, pues da calidad
al noble y al pordiosero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Nunca vi damas ingratas
a su gusto y afición,
que a las caras de un doblón
hacen sus caras baratas;
y pues hace las bravatas
desde una bolsa de cuero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Más valen en cualquier tierra
mirad si es harto sagaz,
sus escudos en la paz,
que rodelas en la guerra;
y pues al pobre le entierra
y hace propio al forastero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Francisco de Quevedo (Madrid, 1580- Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 1645)

martes, agosto 19, 2008

SE FUE MAHMUD, UN GRANDE

El domingo antepasado la poesía se ha vestido de luto: murió Mahmud Darwish, el poeta palestino de mayor renombre en su tierra y personalidad emblemática de la literatura de resistencia. Su nombre, asociado a las grandes mentes creadoras del verso universal, fue, entre los suyos, el más galardonado (medalla de Caballero de las Artes y las Letras de Francia, en 1997, y el premio Lotus, en 1969, entre otros), y el más traducido (22 idiomas).
Comprometido incondicional e incesantemente con la causa palestina, y personaje dotado de altos valores humanos, su obra, expuesta a la luz de una eminente calidad lírica, deja un profundo mensaje con palabras de añoranza por la tierra perdida, pero también de esperanza para las generaciones presentes y venideras por un destino más justo para su pueblo, y de unión con sus vecinos; legado que Darwish se propuso, desde siempre, trasmitir para su gente a la hora de su muerte. No sorprenden, por ello, las sentidas palabras del primer ministro, Salam Fayad, que llenó de honra póstuma al rapsoda, calificándolo como "el poeta de la tierra y la vida, símbolo de la identidad nacional palestina y de la cultura humana".
Nacido en 1941 en Al-Birwa, un asentamiento en Galilea de la que su familia tuvo que huir cuando contaba tan sólo siete años, fue testigo en el extranjero de la destrucción de su pueblo natal en la guerra que siguió a la creación del Estado de Israel. A partir de entonces, Darwish fue tejiendo la que más adelante sería su encumbrada obra, siempre marcada por el dolor del exilio y el irrenunciable compromiso político que tomó forma dramáticamente al comienzo de la diáspora que hoy padecen cuatro millones de palestinos. De regreso a su tierra, fue el autor, en 1988, de la Declaración de la Independencia Palestina, gesto patriótico y valiente que le valió el calificativo de "poeta de la resistencia", más allá de su inspirada vena literaria consagrada asimismo a la vida y al amor. Sus más destacados poemas, entre tantos, como Documento de identidad, Vengo de allí, los Salmos y Estado de sitio, son verdaderos himnos literarios palestinos. Su obra general, muy difundida en Israel, pero naturalmente rechazada por la mayoría, es, no obstante, admirada por muchos (pues se comprendió el mensaje de acercamiento entre ambos pueblos alentado por el poeta), al punto de que en el año 2000 el entonces primer ministro Ehud Barak desestimó una propuesta de su progresista ministro de Educación, Yossi Sarid, para incluir el estudio de Darwish en el currículo de secundaria.
Paz para el héroe de la resistencia literaria. ®

Documento de identidad (Fragmento)

Inscríbeme / Soy árabe / El número de mi cédula es cincuenta mil / Tengo ocho hijos / Y el noveno? / vendrá tras el verano / ¿Te enojarás acaso? / Inscríbeme / Soy árabe / Trabajo con mis compañeros de lucha en una cantera / Tengo ocho hijos / Arranco de las piedras el pan, las ropas, los cuadernos / Y no vengo a mendigar a tu puerta / Y no me pliego ante las losas de tu umbral / ¿te enojarás acaso? / Inscríbeme / Soy árabe / Mi nombre es muy común / Y soy paciente / En un país que hierve la cólera ...

miércoles, agosto 06, 2008

ELEGÍA INDIA

Al alba, cuando el día viene por nosotros
a echarse en la puna honda,
podemos sentir cómo ella muere de melancolía
agitando en su pecho el adiós de las estrellas.

Pero no es un adiós lejano,
es misterioso; pocos lo sienten,
sólo nosotros, al alcance de estas manos,
de nuestras uñas brillantes como el nácar.

“Estamos en la cima, nos dicen los Dioses,
y aquí arriba, en la plenitud del universo,
todo lo que sentimos se transforman en cosas,
hasta en arenas que en armoniosos templos
se vuelven sueños, como la nostalgia”.

Entonces el alba y nosotros, en lenta ceremonia,
rompemos en sollozos infinitos
escuchando a las quenas
hacer requiebros al viento, sonrientes y graves.

Si no fuera por ellas, dice el alba.
Si no fuera por ellas...


Con heridas en el corazón,
sofocados y bebiendo nuestras lágrimas mustias,
abrazamos a la aurora
de los recuerdos diarios, desmayados.

“Es hoy, le decimos, es hoy.
Cuando se pongan los soles
te prepararás para florecer como la puna,
bajo tu poncho de alpaca y tus amigas nocturnas”.

Es así, alba nuestra... ®

lunes, julio 28, 2008

INMIGRANTES

Desde su creación en 1951, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) trabaja con migrantes y gobiernos para proveer respuestas humanas a los desafíos que presenta la migración. La OIM, con sede central en Ginebra, actúa como Organismo Internacional Intergubernamental y cuenta actualmente con 118 Estados miembros y 20 observadores. Entre sus principales atribuciones, permanentemente revela datos acerca del comportamiento migratorio en el orbe, y en este sentido ha dado a conocer últimamente que cerca de cien millones de personas viven actualmente en un país distinto al de su nacimiento. Esta escalada migratoria, en principio materialmente incontrolable, se ha declarado desde 1960 hasta la fecha, lapso en el que se ha producido un fenómeno verdaderamente alarmante: mientras la población mundial se ha duplicado, la migrante se ha triplicado. Muchos se preguntarán: ¿A qué se debe esta desigual aritmética? La respuesta es sencilla: a la profunda desigualdad entre países en desarrollo y los desarrollados, hacia los cuales flujos migratorios desempleados recalan en busca de mejores condiciones de vida. La estadística, en fin, no sería tan inquietante si no reparáramos en que aproximadamente de treinta a cuarenta millones de aquéllos viven y trabajan sin permiso en otras naciones, de los cuales cerca de diez millones están en los Estados Unidos de Norteamérica y ocho millones en la Unión Europea.
Frente a cifras de tamaña magnitud nos preguntamos: ¿Qué política impondrá la OIM con relación a la reciente sanción denominada Directiva de Retorno del Parlamento Europeo, que establece, sin distinción, reglas de expulsión uniformes de migrantes irregulares; máxime si la aprobación de la norma linda con un carácter criminal de los indocumentados? ¿Y qué otro recurso podrá interponer para enfrentar la propuesta de Pacto Europeo de Inmigración que Francia ha presentado a sus pares de la Unión Europea, cuyos 27 ministros del Interior, al parecer, aprobarán formalmente en
Cannes el próximo 15 de octubre en reunión de Consejo?
No será tarea fácil para la OIM. Sin embargo, como ente orgánicamente defensor de los derechos humanos, y humanamente solidario a partir de esa fuente que rige su constitución, debe buscar modalidades de acción para discutir las cinco áreas fundamentales del planteamiento francés, a saber: la inmigración legal con relación al mercado de trabajo (una posición dual, pues no se trata de inmigración indebida, si no de la ya lícita, pero puesta sobre el tapete ante los dramáticos grados de desempleo); la lucha contra la inmigración ilegal y la regulación de las expulsiones; el control de las fronteras; la fijación de bases para una política europea de asilo; y la búsqueda permanente de una asociación entre los países de origen y de tránsito migratorio. Naturalmente que una de las prioridades de la OIM es alcanzar niveles de negociación con la UE que permitan dotar a la Directiva de Retorno de una visión más humana del problema, cual es –reiteramos- la naturaleza esencial de la organización. En ello está la resolución de uno de los problemas más sensibles que afectan las relaciones entre uno y eventualmente otro país, o, entre uno y otro continente. No olvidemos que ella misma –la OIM- ha comprendido, y comprende mucho más ahora, que la emigración tiene como horizonte la extrema necesidad de que quien adopta semejante decisión encuentre mejores condiciones de vida y garantice fundamentalmente un futuro cierto para sus familias (éstas, mayormente, pobres e indefensas). Sin embargo, frente a esa necesidad tan aguda no se prevén las consecuencias de las políticas migratorias del lugar de destino. No esperemos –valga la acotación- que los países de Europa que hoy debaten a rajatabla y con severidad el espinoso asunto migratorio, recuerden la llegada a nuestros territorios de miles de sus hijos huyendo de la guerra y la hambruna, y que, hospitalarios como somos, los recibimos con los brazos abiertos y sin condiciones. El mundo es por lo general frío y nada dispuesto a corresponder del mismo modo a un comportamiento ajeno, y esas señales de nobleza que provinieron de las naciones de América del Sur, han sido tan mal entendidas y tan poco agradecidas, que hoy nuestros países sufren en carne propia la discriminación y sufrimiento de sus migrantes. Pero eso, claro, ningún país europeo lo tomará en cuenta pues se trata de un subjetivismo seguramente impropio para nuestra era.
Entre los innumerables estudios de la OIM, se ha llegado a la conclusión de que cuando los métodos migratorios son señaladamente restrictivos –como los de Estados Unidos de Norteamérica o de cualesquiera de los 27 países europeos que conforman el Consejo-, por un principio inherente a la condición humana la inmigración indocumentada o irregular se acrecienta, lo cual ocasiona que se fomente y ponga en práctica uno de los delitos más graves contra los derechos humanos: el tráfico ilícito de personas a través de las fronteras, cuya rentabilidad en el mundo del crimen organizado sobrepasa en la actualidad los diez mil millones de dólares; negocio descomunal que acarrea, además, el filón inmoral de la trata de personas en el país de destino, especialmente de mujeres y niños con fines de explotación sexual y laboral. Y aquí cabe preguntarse: ¿Por qué es que ningún Estado de América del Norte ni de la Unión Europea ha ratificado la convención internacional de 1990 sobre protección de los derechos de todos los migrantes y sus familias? ¿Hacia dónde apunta, en las actuales circunstancias, la Directiva de Retorno y la acelerada redacción del Pacto Europeo de Inmigración para su pronta aprobación el trimestre próximo?
Sin duda que entre las decisiones que se adopten habrá una –la esencial- que establecerá en definitiva que la migración irregular es una forma apodíctica, demostrativa, o incondicionalmente cierta de criminalidad, y esta figura, por supuesto, más temprano que tarde, tendrá que ser sujeto de la sanción de leyes que la tipifiquen con ese carácter; lo que llanamente lesionará los principios básicos de los derechos humanos. La OIM, a estas alturas, deberá antes que nada apelar a la no ratificación de la convención internacional aludida, a fin de detener la segura sanción de normas de esa naturaleza y promover enérgicamente un consenso por muy mínimo que sea para enlazar políticas migratorias que se instauren en instrumentos internacionales de obediencia ineludible que involucren a las naciones de origen, tránsito y destino. El desacato a ellos tornaría las cosas en simples propuestas, y esto, naturalmente, desvirtuaría toda pretensión de que el problema sea atendido como corresponde: un fenómeno de consideración universal. ®