viernes, septiembre 24, 2010

GUÍA DE LUJO PARA LOS ASQUEROSAMENTE RICOS

No sorprende bajo ningún concepto la desigualdad entre ricos y pobres que en estas últimas décadas se ha desatado con verdadera herejía (empleando un término que raya con lo religioso). Es absolutamente evidente y plenamente comprobado que hoy en día miles de personas poseen cuentas bancarias propias y al más puro estilo de los grandes jeques petroleros.
Sin ir muy lejos, en Estados Unidos más de 30.000 mil personas poseen colosales fortunas que sobrepasan los 30 millones de euros. Ante esta escalada de desproporción escandalosa, el estadounidense
Christopher Tennant, columnista del New York Post, ha escrito Official Filthy Rich Handbook, (‘Manual oficial para los asquerosamente ricos’), una guía cuyo sugerente título pretende “recomendar” a que aquellos que disponen de tales considerables cantidades de dinero (y por supuesto más), “usar creativamente sus mentes para saber en qué gastarlo, cómo vivir con todo el lujo sin errores de principiantes, y sin confundirse de rol dentro del grupo de los más adinerados”.
Sin duda que Tennant tiene que haberse inspirado en auténticos Rotschild de esta época, como Warrent Buffet, el hombre que encabeza, con un patrimonio de 62.000 millones de dólares, la lista mundial de ricos; o en el mexicano Carlos Slim Helu, que a los 68 años está una cabeza más atrás con el nada desdeñable patrimonio de 60.000 millones de dólares. En suma, El Manual oficial para los asquerosamente ricos, como recalca el columnista “muestra los aspectos de aquellos que copan la lista elaborada por Forbes, o se acercan a ella, y los prepara para ser unos buenos ricos’.
Entre las grandes verdades que Tennant expone en su manual, habla sobre los herederos, las vías judiciales, los colegios más exclusivos para los niños, y de la vieja escuela esencial y tradicional para asumir el íntegro aspecto físico de un multimillonario. En su implacable descripción, Tennant clasifica a los opulentos en “gordos bastardos”, de los que afirma que tienen un apetito destructivo, el “manoréxico”, “que es aquel que luce un rostro de sesenta años y un cuerpo de treinta, es decir, el pequeño hombre que posee un gran ego recogido en un envoltorio, y que es por excelencia el plutócrata u operador, constantemente ocupado y pendiente del correo electrónico y del teléfono móvil”. El manual se ocupa asimismo de agraviar al creador de Microsoft, Bil Gates, situado en el número tres de la lista de Forbes con la “ínfima” fortuna de 58.000 de dólares, y de otros tantos que supuestamente hacen obras de caridad con la aviesa intención de reducir sustancialmente el pago de sus impuestos, como Amancio Ortega, dueño del imperio Inditex –que engloba Zara, Bershka y Oysho, entre otras-, e incluso del mafioso Silvio Berlusconi (puesto 90 con 9.400 millones de dólares); o del magnate de la comunicación, Michael Bloomberg (puesto 65 con 11.500 millones).
Pero, por otro lado, al margen de la fina mordacidad de Tennant, no habría estado de más que el célebre columnista hubiera indagado –o indague- las fortunas existentes en los países sudamericanos, obtenidas, la mayoría de ellas, en el tráfico de drogas, en la venta de armamento, en grandes negociados de los gobiernos militares y, con mucho énfasis, en la corrupción desmedida de los políticos de turno que guardan celosamente sus millones en Suiza. Ello sería realmente revelador.Pero retomando el manual escrito por Tennant, todas las definiciones y consejos que se publican en su libro, ¿serán de utilidad para estos modernos hombres bañados en oro? ®

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