jueves, febrero 11, 2010

LA EXTRAÑA CHINA

En uno de los aforismos célebres de Mao Tse Tung, de octubre de 1949, repetido sesenta años más tarde por su sucesor, el presidente Hu Jintao, éste declaró con vehemencia: « Hoy, la China está de pie gracias a las realizaciones del socialismo. » En efecto, luego de mucho tiempo, el país no había sido ni denigrado ni sometido a los dictados de Europa o del Japón. Pero he aquí la contradicción a la frase de Mao Tse Tung: gran parte de su población, hoy, ha devenido próspera. De cualquier manera, el socialismo chino, por sus propios postulados, ha tenido la virtud de crecer en un 9,6 % en 2008 y en un 8,7% en 2009, índices que han sido decisivos para sustituir la recesión de la economía estadounidense e, increíblemente, como un salvamento para superar en definitiva la persistente convalecencia desde la más borrascosa Gran Depresión de 1929. Heridos de muerte tanto el mercado financiero como las instituciones financieras en las últimas y sucesivas recesiones norteamericanas, inopinadamente la mundialización se ha instalado en Shangai.
Así, con este escenario aparentemente decorado en rojo, pero con una una gama de tonalidades, sobre todo de brillo occidental, la China se ha situado en rangos singulares como el mayor exportador de materia prima del mundo y el país con la mayor cantidad de supermercados foráneos: Carrefoury posee ciento cincuenta y seis; la británica Tesco, sesenta y dos; y números similares el gigante Wal-Mart. Vemos entonces que la China, oculta bajo un manto de « realizaciones del socialismo », mueve su colosal economía con impresionantes y millonarios negocios que efectúa con occidente. El Wall Street Journal, golpeándose el pecho, sostiene que « la China representa un mercado extremadamente atractivo para las empresas en vías de crecimiento; pues cada cual, tirios y troyanos, estima que precisamente son los mercados emergentes los que se apartan o están a buena distancia del mundo de la recesión. » Ante esta visión, todo parece apuntar a una paulatina y más estrecha relación, por más que -como es posible predecir en este mundo globalizado- se escuchen voces disonantes como por ejemplo expone un analista quien nos recuerda que « singularmente menos entusiastas son los sindicatos de metalurgistas de Estados Unidos que han demandado tomar medidas contra la China por el ejercicio flagrante de maniobras de dumping. »
Pero debemos convenir en que el Comité Central del Partido Comunista, ante todo, busca orientar su desarrollo hacia el mercado interior y multiplicar las alianzas con los mercados regionales, estableciendo sitios comerciales de enorme potencial, comparables a las zonas comerciales de Estados Unidos o a las emergentes de la Unión Europea. Ello favorecerá, según sostienen los expertos, a que la gigantesca nación se transforme este año en la segunda potencia del planeta y, según la financiera Goldman Sachs, a la primera en el año 2026. Su modelo de desarrollo, entonces, seduce sin duda; ¿pero ese crecimiento económico, ese liberalismo comercial y la estabilidad del poder no responden más bien a una oligarquía (gobierno de pocos) que ha encontrado en el sistema occidental una auténtica veta, pero ladinamente encubierta en logros de orden político (siempre con la cortina roja como bandera) como ellos pretenden mostrar al mundo? ®

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